Respuesta a la emergencia del Volcán de Fuego
De acuerdo con el boletín especial emitido por el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) de Guatemala, el 3 de junio de 2018, a las 3:00 p.m., el Volcán de Fuego entró en erupción por segunda vez durante ese año. Las fuertes explosiones produjeron columnas de ceniza que se elevaron 15.000 metros sobre el nivel del mar. Las comunidades más afectadas, localizadas alrededor del volcán, se situaban en los departamentos de Escuintla, Sacatepéquez y Chimaltenango. Tras la erupción, el presidente guatemalteco Jimmy Morales declaró una Alerta Nacional Naranja y un Estado de Calamidad para los tres departamentos.
Este caso de estudio analiza la respuesta del equipo de C4D de UNICEF Guatemala, que adoptó un enfoque basado en evidencia para responder a la emergencia, incorporando elementos de movilización comunitaria y rendición de cuentas a las poblaciones afectadas. Al utilizar también un enfoque de producción participativa de mensajes, la Oficina de País de Guatemala, no solo fortaleció la capacidad de los líderes locales y el personal de la radio comunitaria, sino que los ayudó a ver el papel clave que desempeñan como agentes de cambio social.
El trauma de esta experiencia tuvo efectos significativos en los padres, afectando la atención y el tiempo que podían dedicar a cuidar a sus hijos. Muchas familias tuvieron que abandonar sus hogares y la prioridad se convirtió en mantener a sus familias con vida. Esto se tradujo en una capacidad disminuida de los padres para enfocarse en la prevención de enfermedades o la prevención de la violencia.
En este contexto, el equipo de UNICEF C4D llevó a cabo un primer análisis de situación, que permitió identificar las principales necesidades que debían atenderse y los comportamientos de riesgo que se estaban presentando dentro de la comunidad y en los refugios, y que afectaban los derechos de los niños.
Posteriormente, se llevó a cabo un estudio multisectorial de Conocimientos, Actitudes y Prácticas (KAP) para explorar más a fondo estos comportamientos, identificar las barreras para la adopción de comportamientos positivos y descubrir las necesidades de información de los padres.
Entre los resultados del estudio KAP, se encontró que las comunidades afectadas percibían un alto riesgo de contraer enfermedades en una situación de emergencia (91%); sin embargo, no estaban familiarizadas con todos los riesgos posibles. Por ejemplo, solo el 1% reconoció que sus hijos podrían sufrir desnutrición.
Si bien se identificó un reconocimiento generalizado de la importancia del lavado de manos y la posibilidad de conservar este hábito incluso en una situación de emergencia (96%), muchos omitieron dos momentos clave del lavado de manos: antes de servir la comida o alimentar a sus hijos (solo 23%) y antes de cocinar (solo 20%).
El estudio también encontró una falta significativa de conocimiento por parte de los padres de cómo apoyar la recuperación emocional de sus hijos. Aunque el 84% de los encuestados dijo saber cómo apoyarlos, menos de la mitad pudo identificar acciones específicas en este sentido. Solo el 37% mencionó el hacer cosas con sus hijos y solo el 31% mencionó jugar con ellos.
Del mismo modo, y a pesar de que el 66% de los padres manifestó creer que existía riesgo de abuso de los niños por pate de los adultos, solo la mitad de ellos pudo identificar consejos o acciones específicas para evitar este riesgo. Los riesgos más mencionados fueron evitar que los niños se separen de sus padres (41%) y evitar que los niños hablen con extraños (40%).
Con respecto a la nutrición, el 72% de los padres estuvo de acuerdo en que la lactancia materna no tiene que ser exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y que se pueden administrar otros líquidos. El 71% cree que si la madre se siente afectada emocionalmente, debe dejar de amamantar al niño. A pesar de la gran oferta de leche de fórmula, el 88% de los padres opinó que esta leche no es tan buena como la leche materna, porque existe un riesgo percibido de que los niños se enferman si la leche de fórmula se prepara fuera del hogar.
Los hallazgos también mostraron el riesgo de que se adoptaran dietas que pueden propiciar la desnutrición infantil. El 44% de los padres estuvo de acuerdo con que la alimentación complementaria debe comenzar después del sexto mes de vida; sin embargo, cuando se les preguntó por el tipo de alimentos que se le pueden suministrar a los niños además de la leche materna, 88% citaron frutas y verduras (88%) y solo el 11% mencionó los alimentos con proteínas.
En cuanto a la educación, el 83% declaró no saber cuándo volverían sus hijos a la escuela. Más de la mitad (56%) mencionó mantener a los niños ocupados en su tiempo libre como una manera de evitar que perdieran interés en sus estudios.
El equipo de UNICEF C4D compartió estos resultados de investigación con los grupos de salud, WASH, nutrición, protección de la infancia y educación para que pudieran incorporar las voces de los padres en el diseño de sus estrategias. Un resultado significativo de este intercambio de conocimientos fue la acción tomada por el grupo de nutrición que, trabajando con brigadas y un psicólogo del grupo de protección infantil, implementó metodologías y utilizó herramientas específicas para apoyar a los padres.
La estrategia del equipo de C4D también se nutrió del estudio KAP. Se trabajó con estaciones de radio comunitarias y líderes locales en los tres municipios afectados, para promover conductas protectoras y preventivas, para proporcionar un mecanismo para el diálogo con las familias afectadas y para utilizar los comentarios recopilados para informar la respuesta en curso.
El plan de respuesta de C4D consideró los comportamientos clave que el estudio KAP había identificado, y promovió entre los padres de niños y adolescentes residentes en refugios o en las comunidades afectadas temas tema clave como:
- Salud: reconocimiento temprano de los síntomas de enfermedades infantiles y respuesta inmediata.
- Lavado: lavado de manos con agua y jabón, agua potable segura y manejo adecuado de la basura.
- Protección infantil: apoyo psicológico a los niños y supervisión para que no se quedaran solos.
- Nutrición: lactancia materna exclusiva y alimentación complementaria.
- Educación: escuchar las noticias sobre el regreso a la escuela y ayudar a los niños a no perder el interés por aprender.
El enfoque C4D se implementó en dos fases: la primera fase fue la comunicación con la comunidad, mediante la producción participativa de spots de radio junto con las emisoras y los líderes comunitarios. La segunda, fue el diseño de metodologías y herramientas para que los actores clave involucrados en la respuesta, pudieran recopilar la retroalimentación de las poblaciones afectadas.
Fase 1: producción participativa
Uno de los factores que facilitó el éxito de las intervenciones de C4D, fue la estrecha relación existente entre las estaciones de radio comunitarias de Guatemala y las comunidades a las que sirven. Esta conexión permitió a las emisoras desempeñar un papel clave en la difusión de información para salvar vidas. Para garantizar la comunicación con las poblaciones afectadas, las estaciones de radio estaban equipadas con teléfonos móviles y conexión a Internet.
En esta primera fase, se invitó a un grupo de hombres y mujeres de la radio comunitaria y a líderes comunitarios, a participar en un taller de producción de mensajes, titulado "Informados, somos más fuertes".
Los hallazgos del estudio KAP se utilizaron para nutrir el desarrollo de los mensajes y se centraron en los cinco temas clave identificados: salud, WASH, nutrición, protección infantil y educación.
Se produjeron 15 anuncios de radio, alentando a las comunidades a practicar los comportamientos clave mencionados anteriormente. Estos fueron transmitidos por las 17 estaciones participantes, varias veces al día. Los líderes comunitarios también utilizaron los materiales de los anuncios de radio en sus reuniones con la población. Además, se crearon 15 mensajes cortos de video con los mismos temas, para teléfonos celulares.
Fase 2: mecanismos de retroalimentación
En esta fase, UNICEF facilitó el desarrollo de metodologías y herramientas que permitieran capturar la retroalimentación de las poblaciones afectadas y ponerlas en contacto con las instituciones encargadas de la respuesta, como el Ministerio de Salud, el Coordinador Nacional para Reducir los Desastres (CONRED), el Secretario Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN) y varios organismos de Naciones Unidas.
Gestión del riesgo, salud, nutrición, educación.
Esta experiencia deja una serie de lecciones aprendidas:
- El Ministerio de Salud (MoH) fue un socio clave en el trabajo con las radios locales y los líderes comunitarios. Esta alianza fue posible gracias a la relación de muchos años entre el equipo de C4D y el Ministerio.
- Debido a su credibilidad y su capacidad para comunicarse de manera integral, las estaciones de radio comunitarias son canales importantes para difundir información que puede salvar vidas. Las familias sienten cercanía con ellas y tienen confianza en los consejos que emanan de la radio comunitaria.
- Otro factor que hizo posible trabajar con estaciones de radio comunitarias fue su interés general en apoyar la respuesta humanitaria en curso, junto con otros actores e instituciones de la comunidad. Hubo una buena disposición para compartir su tiempo y espacio, de forma gratuita.
- Trabajar con líderes locales ayuda a amplificar las voces de la comunidad y les permite actuar como agentes de cambio social.
Información enviada a La Iniciativa de Comunicación por Dennis Christian Larsen, Consejero Regional de Comunicación para el Dsarrollo (C4D), UNICEF, Oficina Regional para América Latina y el Caribe.
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